Partimos de la base de que soy un poco friky con esto de los lugares que elijo para mis novelas y, pese a que muchas veces los escojo al azar, me preocupa que queden lo más realistas posible.
Ya os hablé en otra curiosidad sobre mis paseos por el mundo a través del Street View de Google (podéis leerla AQUÍ) y os conté algunas casualidades que me habían ocurrido en estas aventuras, pero lo que vengo a contaros hoy es algo diferente.
Se trata de una tonta manía de visualización.
Me explico:
Yo me siento delante del ordenador, tengo mi tablero de Pinterest abierto, voy a escribir una escena que ocurre dentro de un edificio, de una casa, de un parque… de alguno de los escenarios de la novela. Si es un lugar cualquiera, uno público, no tengo problemas: lo busco en Google Maps y lo que veo me sirve para recoger detalles que ambienten el momento. Capturo pantallas a full y las guardo por si, en otro momento, los personajes vuelven a estar allí.
El problema viene cuando el lugar donde todo ocurre es ficticio. Me lo puedo imaginar por dentro, pero necesito verlo por fuera. LO NECESITO. Pero es imposible verlo porque no existe.
¿Qué hago entonces? Pues lo creo tal cual lo veo. Sí, lo creo, jajajajaja.
En “Algo contigo” me sucedió con las oficinas de Heartstone Publicity, en Nueva York. Tenía en mi cabeza un edificio en concreto, una entrada, un rótulo y me costó un montón llegar a la conclusión de que era mejor hacerlo que intentar encontrar una imagen que se adecuara a mi imaginación. Así que lo hice.
Por aquel entonces, os hablo de hace 6 años, no dominaba demasiado bien los programas de edición de imagen, pero creo que el resultado no fue mal jajajajaja.
En “El infierno en tus ojos“, con eso de la que historia estaba basada en hechos reales y que los escenarios debían ser fieles al lugar, no tuve tanto problema. El Hotel Centro, de Bangui, existe, aunque he de reconocer que me permití alguna licencia en la decoración de la recepción porque, la verdad, las imágenes reales eran absolutamente desoladoras.
Con el Delorce Medical Center, de “Nunca serás agua” lo tuve más complicado. Cree toda la estructura de la clínica en la cabeza, busqué los interiores, pero el exterior… Encontrar algo que se asemejara a como yo lo veía fue difícil y, a día de hoy, reconozco que la imagen que encontré y adapté no se corresponde demasiado con lo que quería, pero…
Hace poco volvió a surgir uno de estos dilemas sobre los edificios. Fue en la historia de Austin y Lydia (esa que está en el horno ahora mismo y para la que aún no tengo título ¬¬). En ella, Nick y Megan, los protas de “Nunca serás agua” vuelven a tener un papel importante: Megan como melliza de Austin y Nick como fundador de la Fundación Nicholas Slater, en Chicago. ¡¡Y yo necesitaba ver el edificio de la fundación!! Os lo cuento y me siento un poco absurda, os lo juro, pero ¡eh! son unas frikadas cojonudas y el edificio quedó así de bonito:
En fin… ¿necesitáis que le ponga rótulos a vuestros negocios? ¡¡Llamadme!! Jajajajaja. Si no me puedo ganar la vida como escritora, al menos que lo haga como rotulista.
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